martes, 8 de noviembre de 2011

Palito Arroba

Ayer, ayer, ayer...

¿Qué nos importará el Amazonas, y los bosques de sus orillas?
Si está "mu" lejos.

Aunque todo depende de las fechas.
No son lo mismo las fechas navideñas que se nos avecinan, que las fechas veraniegas que acabamos de abandonar.
Vamos, que digo yo [en mi infinita ignorancia] que no será lo mismo la 30/92 que la 92/30.

Ayer, ayer, ayer. Palito arroba.

Hay que ver cuanto mal hace la prepotencia descontrolada y mal dirigida.
Y para qué contar de la soberbia que nos convierte en bocazas de mercadillo.
Nos adjudicamos los méritos de otro y encima vas y lo cascas [al menos indicado, claro]

Por la boca muere el pez.

Que se lo digan a los que piensan en alto ¿verdad?
Pero menos mal que estabas aquí para contarlo y ahora para leerlo. La de arrobas y palitos que nos hubiésemos perdido sin ti... y los que nos estaremos perdiendo ahora que tienes las mañanas libres.

Ayer, ayer, ayer. Palito, arroba, comillas.

Y es que, desde que los martes se empeñan en no ser miércoles, he contado con la inestimable ayuda de una rubia [nijoniJA] para poder comprender más rápidamente lo que tarde o temprano acabaría por ver. Eso sí, contigo las piezas encajan más deprisa. Y la solución a los problemas suena taaan bien cuando sale de tus labios [o de tu teclado].

Gracias a Dios que los martes siguen siendo insobornables y no se convierten en lunes.
Y gracias también a que los miércoles tenemos la tarde libre.
[Aunque no sé si el "Señor Pesao" opinará lo mismo...]

Vértices de un triángulo en exquisito y fino equilibro.

Os quiero.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Esa madre que tod@s llevamos dentro

Seguro que aún lo recuerdas:

Juzgados de Plaza de Castilla.
Día de lluvia.. mucha lluvia.
Pequeños riachuelos tratando de erosionar los bordillos de las aceras...

Un Ford Fiesta blanco, como el de la canción.
Y una zapatilla de deporte allí, en medio del pequeño arroyo artificial sobre el asfalto.
El objetivo final del encuentro se ha difuminado en la memoria.

Pero el pie... el pie sigue ahí.
Enfundado en su calzado deportivo, desafiando la permeabilidad del material con el que estaba fabricado.

¿¡¿Siempre tienes que meter el pie en el agua!?!
¡¡Que no hay más calle para andar!! ¡¿¡¿o qué!!??

Eso sí... aún recuerdo la sensación del agua fría a través de la bota de plástico cada vez que hundía mis pies en los charcos más profundos... (Que por otra parte, los tenía bien fichados para que no se me escapase ni uno en el camino del colegio a casa).



- JOooOoOOoooOOO
- ¡Ni JO, ni JA!