viernes, 8 de marzo de 2013

En paralelo

No sé cómo tomarme eso de que te sorprendas por que te conozca tanto... y tan de lejos...
No sé si sorprenderme por conocerte tanto... y tan de lejos...

A kilómetros de vecindad he sentido tu distancia, tu distracción, tu desapego.
A centímetros de distancia no he notado tu atracción, tu devoción, tus ilusiones.

La primera vez erré en la pregunta... Así, tú no tuviste que mentir en la respuesta.
Me hubieses mentido por miedo a que me doliese... Me hubiese dolido que me mintieses...


Por fin he hecho la pregunta correcta, pero tu corazón ya estaba inundado de rabia y tus ojos azules estaban más tristes que nunca.
Creo que nunca te he visto tan ilusionado y abatido a la vez...

¡Deja el salero quieto ya!
¡Deja ya quieto el salero!
Sé que decir las cosas es muy sencillo.
Sé que hacer las cosas es muy complicado.

Has vuelto a elegir el camino largo, el más difícil, el más cuesta arriba...
Yo tomé el camino corto... el más fácil, el de pendiente suave...
Espero que lo recorras pronto, aunque en el fondo me das una envidia terrible, porque a mi también me gustaría echar mano del salero cada día, y es que no nos engañemos... elegir mi camino es mucho más duro al principio... pero llegaré antes al final... (espero)

Ah! y recuerda que las penas flotan, saben nadar.
No hay alcohol que las ahogue.

Pero gracias por haber elegido el camino largo conmigo tantas veces.

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