viernes, 18 de febrero de 2011

Despedidas Interminables

- Bueno cariño, que te quiero mucho, nos vemos mañana.
- Yo también te quiero, hasta mañana.
- Hasta mañana, pero yo te quiero más.
- No, no, yo más. Venga, un beso
- Otro para tí.
- Bueno, cuelga...
- No, no, cuelga tú primero
- No, primero tú
- Tú, tú, cuelga tú.
- Bueno, venga, los dos a la vez
- Vale... a la de una, a la de dos, a la de tres...
- ¿Pero no has colgado?
- Anda! Ni tú tampoco...

Y así, cada reencuentro se convertirá en una despedida interminable, cargada de piropos, regalos, lágrimas (de cocodrilo) y promesas (con los dedos cruzados) de reencuentros.

6 comentarios:

  1. Madamme Jumper:

    Que cierto.. Que cierto!. Los amores imposibles, los amores inventados (o acaso imaginarios?).
    Cuando la tragedia nos deja sin aliento y nos roba las ganas de comer debemos ser fuertes para que no nos robe las ganas de reir.

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  2. Ah y cuando pensabas que el acorde era el último de la sinfonía, zas... te piden 3 notas más, que como si son 50 o son 2. Se hacen muuuuy largas y muy pesadas. ¿No crees?.

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  3. Hades, tú que conoces a Dios, dile que por favor, no siga la melodía, que ya suena a disco rayado!!!

    Pero claro... supongo que cuando se interpreta ante un nutrido grupo de espectadores entusiastas, la recompensa es demostrar ante tan distinguida audiencia cuan extraordinario es el amor que se profesan los apasionados tortolitos.

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  4. Dios dice que anda muy ocupado por Libia y alrededores como para ocuparse de anillos falsos, que a su manera, y aunque no lo creamos, ha insertado sus ángeles entre nosotros para hacernos la vida mas llevadera. Dice que hay un grupo de ellos especialistas en sortear ventanas con caida en doble tirabuzón y plancha sobre suelo de plaza de pueblo. Dice que con cada minuto de risa de sus ángeles, los demonios cogen diez años de escarlatina vital. Que me deja, que tiene prisa porque está de Emergencia este mes y le toca solucionar el cacao de oriente próximo. Este Dios amarillo es un cachondo.

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  5. Sabe Dios que de 10 a 20 años mínimo se le acaban de encasquetar a alguno de esos demonios... y subiendo.

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  6. Emborrachemos pues a los vigilantes del cielo. Que coño, emborrachémonos con ellos.

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